Capitulo 17
El horario de llegada siempre
estaba pautado para las seis. Ni un minuto más. Miley era conciente del aluvión
de reproches que tenía que soportar cada vez que rompía las normas. Así que,
muy a su pesar, dejó de charlar con su cuñada y se dirigió hacia su casa.
Apareció en el parque de la esquina y se apresuró en dar los pasos que la
separaban de su hogar. Se extrañó de no ver el coche de Nick en el jardín.
Entró rápidamente y se quitó el abrigo. Dobby como siempre la esperaba cerca de
la entrada para recibir sus pertenencias. Ella le sonrió, mientras el elfo
hacía una exagerada reverencia. Sin decir nada, se acercó a la chimenea. Estaba
segura de que él no estaba… aun no regresaba de su trabajo. Se sintió nerviosa.
No sabía como iba continuar su relación con Nick. El era tan impredecible.
Winky apareció desde la cocina, trayéndole una taza de té. Ella lo agradeció.
- Dime Winky¿el señor se
encuentra en casa?
- No mi señora – dijo la elfina
mirándola a los ojos.- El señor llamó para decir que se llegará un poco tarde
hoy…
- Bien – suspiró – ¿Podrías
avisarme cuando llegue, así cenamos?
- El señor le dijo a Winky que
le avise a usted, que cene sola – Ella miró a la elfina seria – Tiene una cena
con… - La elfina trató de sonar respetuosa, pero en su voz hubo un dejo de
reproche – una colega – Miley sintió que un chorro caliente de sangre le
llegaba a la cabeza y se expandía por sus orejas. "Una colega… pensó. ¡Y una mierda!! Maldito
desgraciado…. La "colega" debe ser una de esas zorras con las que se
revuelca!!" Sin poder
evitarlo, unas lágrimas se agolparon en sus ojos y le nublaron la vista.
- ¿Dijo a qué hora vendría? -
alcanzó a decir con un tono apagado.
- Pues… el amo dijo que no lo
esperáramos despiertos – Miley se levantó de golpe de su asiento y tiró la taza
de té, que estaba en su regazo. Winky la miró horrorizada, pues sin darse
cuenta, el líquido caliente se había derramado en su falda, y posiblemente le
quemara la pierna. – ¡Mi señora!! – chilló Winky – ¿está usted bien? – Miley en
ese instante sintió la quemazón del té, y atinó a sacudirse la falda.
- ¡Diablos!! – farfulló – No
pasa nada Winky…. Será mejor que arregles este estropicio, y luego te vayas a
descansar. Yo no tengo hambre… llévame antes de que te vayas una taza de
chocolate a ni cuarto, si?
- Como usted mande – Miley
salió rápidamente hacia las escaleras. Quería perderse en su cuarto. Le parecía
que la elfina se le burlaba por estúpida. Cerró la puerta de la habitación,
apenas iluminada por la chimenea, y con un movimiento de varita encendió las
luces. Se quitó la falda… afortunadamente, la tela gruesa había evitado que el
líquido caliente, le quemara la piel. Se acercó hacia el tocador y se miró al
espejo.
- Grandísima estúpida…. – se
dijo mientras lágrimas caían por su cara – como si todo fuera tan fácil… - se
quitó la ropa y se fue al cuarto de baño. Quizás una ducha caliente, le
provocaba el sueño y con eso… olvidarse de que Nick esa noche, no iba a pasarla
en casa.
Tenía que seguir con lo que
había planeado. La venganza debía continuar. No podía dejarse llevar por lo
pasado la noche anterior. Había cometido la estupidez de sucumbir ante esa
pequeña castaña, demostrándole de alguna manera que ella lo volvía loco. Se
llevó parsimoniosamente el vaso de Whisky a la boca, mientras se miraba en el
sucio espejo detrás de la barra del Caldero Chorreante. "Idiota" Se dijo a si mismo. "vuelves a caer… te dejas
llevar por este maldito amor que sientes por esa ingrata…" Bajó el vaso y miró al cantinero. Sin
necesidad de hablar, Tom, le sirvió otro trago. Se perdió un segundo observando
el color ambarino del líquido… "sus ojos… maldita sea la manera en que
me mira cuando le hago el amor…" Bebió
rápidamente el Whisky. Sentía la imperiosa necesidad de volver a su casa. De
asaltar su cama, de cubrirla con caricias, y hacerle entender, que él daría el
mundo por una sonrisa, y un te quiero que saliera de sus labios… esos labios
tan sensuales, tan carnosos, que lo retaban… que lo intimaban a probarlos, a
morderlos… a saborearlos. Se estremeció de repente. "No, no otra vez Jonas…" pensó. "Aunque te duela hasta la
ultima fibra de tu ser, no irás a tu casa esta noche…. Ella no te quiere… nunca
lo hará…" Suspiró. Tom,
se acercó con su desdentada sonrisa. Nick lo miró.
- Su cuarto está listo, señor Jonas…
- Dije que no quiero nombres,
Tom.
- Lo siento señor…
- Está bien – se levantó, y
dejó en la mesa varios galeones – gracias por tu atención.
- Los tragos corren por cuenta
de la casa.
- Siempre pago lo que consumo.
– dijo serio.
- Está bien señor… su
habitación es la número once…
- Como en los viejos tiempos,
eh? – dijo sonriendo, aunque su sonrisa, escondía una mueca de tristeza.
- Así es, joven… - dijo
sonriendo Tom, mostrando mas aun, la falta de sus dientes.
- Bien… no quiero que nadie me
moleste… no me despiertes – dijo subiendo la rechinante escalera. Al llegar al
cuarto, se quitó su abrigo, y sin desvestirse, se tiró en la cama. Pensó en las
cosas que podría estar haciendo en este momento con su esposa. Estiró su cuerpo
y pasó sus brazos por la nuca, mirando al techo, lanzó un suspiro de
resignación. "Como si
pudiera pegar un ojo… se me hará eterna la noche sin ti, Miley Jonas…." Y haciendo un movimiento de manos,
apagó la lámpara y el cuarto quedó a oscuras.
El despertar fue repentino.
Escuchó el golpeteo insistente de una lechuza en la ventana. Una pequeña
lechuza. "Pig" dijo sonriendo. Se levantó rápidamente
y abrió la ventana para dejarla pasar. Tomó el pergamino y lo leyó. Sonrió.
Demile deseaba buenos días y le preguntaba si podría almorzar el domingo en la
madriguera. Ella, en un ataque de rebeldía, y aun sabiendo que Nick no estaría
de acuerdo, mandó una nota inmediata. "Si
voy, y me vale gorro que alguien se moleste". Despidió a Pig y fue hacia
su tocador. Cepilló su pelo, sentada, sin mirarse al espejo, perdida en sus
pensamientos. Se preguntaba si Nick había regresado…si estaba satisfecho por
haberse tirado a una de sus perras… si él, era igual de cuidadoso con esas
infelices sin rostro, a la hora de los besos y en las caricias, como lo era con
ella, en la intimidad… Tiró el cepillo con rabia. ¡Como lo odiaba! Pero también
estaba presente en su cuerpo esa extraña excitación por verlo… por escuchar que
tenía que decirle… Se vistió con ropa de ejercicio. Era sábado y no tenía que
trabajar. Bajó lentamente las escaleras y con ganas desayunaría en la cocina,
sino hubiera sido porque Dobby muy elegantemente la condujo hacia el comedor.
Cuando entró, vio que allí, sentado a la cabecera de la mesa, se encontraba
Nick, fresco como una lechuga, recién bañado, vestido con jeans y remera. Leía
el diario indiferente a la llegada de su esposa. Miley se sentó en su lugar,
bien alejada de donde se sentaba Nick, y comenzó a desayunar. No dijo nada, ni
buenos días. Por supuesto Miley tampoco iba a hacerlo. "No se dirá por
el mundo mágico que Miley Cyrus anda rogando un saludo…. Menos de ese infeliz
cabeza rajada". En el
comedor solo se oía el tintineo de la taza al caer en el plato y el sonido que
hacía el cuchillo al pasar la mantequilla por la tostada. Después de diez
minutos de absoluto mutismo, Nick bajó el diario y la miró. Ella miraba hacia
el lado contrario al joven, con los codos apoyados en la mesa, a un cuadro de
un mago de aspecto amanerado. Claro que el cuadro le importaba poco…. Lo único
que quería era no encontrarse con esa mirada inquisidora. Nick sonrió… tomó un
sorbo de té. Por leer el diario se había enfriado. Hizo una seña a Dobby para
que lo calentara. Fue cuando Miley, habiendo terminado rápidamente su desayuno,
se levantó de su lugar en la mesa… y cuando iba a salir del comedor, Nick movió
la mano y cerró la puerta azotándola violentamente.
- No deberías usar la magia sin
varita, si aun no controlas los movimientos – dijo Miley con sarcasmo.
- No te di permiso para que te
levantaras – dijo seriamente.
- No creí que necesitara
permiso para hacerlo.
- Te lo dije…. Aquí se hace lo
que yo digo o…. – ella lo miró con rabia.
- ¿O qué? – se acercó a su
silla y se sentó – ¿Vas a golpearme, hombre de las cavernas?
- ¿Eso quisieras? – la miró
divertido.
- Eso es lo único que te falta…
– Nick se puso serio.
- ¿Qué tratas de decirme?
- Que eres una persona tan….
Asquerosa… mírate… dando órdenes cual señor feudal… no se come, si no estoy
yo…. Nadie se levanta de la mesa sin mi permiso… ¿que quieres que haga
ahora¿Que lustre tus botas con mi lengua? – El rió divertido.
- ¿Estás enojada por algo
ratita?
- Dime… gran señor… ¿por que
debería estar enojada? – lo miró. Sus mejillas estaban sonrojadas. Una fina capa
de sudor se posaba sobre el labio y unos mechones de cabello se movían
sensualmente por la frente. Nick tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de
voluntad para vencer el repentino impulso de follarla sobre la mesa.
- Pues… porque no dormí contigo
anoche, quizas… - ella lanzó una carcajada desdeñosa.
- ¡No me hagas vomitar¿Desde
cuando tú, gran señor, duermes con una…. asquerosa comadreja? – Nick la miró
serio.
- No tengo por qué darte
explicaciones…
- ¿Alguien te las pidió?
- Termina de desayunar.
- ¡Ya terminé!!
- Pues al pastel no lo has
tocado…
- No me gusta este desayuno… –
dijo secamente, quitando el plato frente a ella.
- ¿Quieres comer sobras? – dijo
mordaz- ah, cierto… olvidé que eres una pobretona, muerta de hambre… perdona,
la próxima vez le diré a Dobby que haga su desayuno especial para indigentes… -
la miró. Miley había bajado la cabeza y tomado la cucharita de té. Nick se
sintió la peor basura. Había llegado lejos. Pero ahora no podía retroceder….
Tenía que seguir… su cerebro lo obligaba a seguir humillándola, aunque su
corazón le decía que se detuviera. Al parecer el plan estaba dando resultado,
porque ella comenzó a llorar en silencio. Nick se escondió nuevamente tras el
diario. Con todo el dolor del mundo soportó los sollozos ahogados de Miley.
"Ella se lo buscó" Trataba
de convencerse aunque sin conseguirlo. Y se propuso seguir torturándola. – ¿A
qué hora llegaste?
- A la hora de siempre – dijo
en un tono apagado.
- Dobby me dijo que no cenaste…
¿por qué? – Ella lo miró desafiante. Tenía las pestañas mojadas, y la nariz
colorada. Su voz se quebró al responder.
- Pues será que estoy
acostumbrada a esperar que alguien me tire un hueso de las sobras… y como no
estabas tu – apretó los ojos, para no permitir que una lágrima cayera, pero no
pudo lograrlo. La solitaria gota, recorrió la mejilla, cayendo muda sobre el
mantel. Nick sintió una punzada de culpa. Aun así siguió lastimándola.
- Seguramente – sonrió – ¿a ti
te encantaban los banquetes de Hogwarts por eso, no? – ella lo miró, sin saber
a dónde quería llegar – te atiborrabas de comida, tu y tus hermanos, porque en
tu casa sólo comían raíces y tubérculos. ¿Me equivoco, rata de basurero? – ella
no contestó – Pues, yo pasé una noche genial…. Esa mujer si es buena – la miró.
Ella tensó los músculos del cuello, pero él no se dio cuenta – ¡Que cuerpo!! No
como el tuyo que pareces una simple tabla… no tienes mucho pecho… y que decir
de tu trasero… si no tuvieras el pelo largo y el cuerpo tan delgado, diría que
eres una replica de Joe … eres todo un muchachote – rió burlón – en cambio Jane…
- Miley lo miró – Esa si que es una mujer…. Se mueve encima de uno, como
ninguna. Por supuesto solo pude hacerlo una vez con ella. Es casada… - rió.
- ¿Tengo que soportar que me
cuentes tus porquerías sexuales?
- ¿Estás celosa, chiquita?
- Ni en tus mejores sueños… -
dijo con asco.
- Mejor… no soporto la
cursilería barata… eso de los celos a mí….
- Si, claro… -dijo sarcástica.
- Y como estaba de verdad con
ganas…. Me fui a casa de Nicole – Ella levantó la vista y lo miró. Eso si que
no iba a soportarlo. Que se tirara a cualquiera vaya y pase, pero con esa…
Sentía total aversión por esa mujer. Tanto que de la rabia hizo estallar todos
los jarrones del comedor. Nick dio un brinco justo a tiempo, cuando un trozo de
cristal casi le da en la cara. Ella se llevó tranquilamente el tenedor a la
boca, probando una porción de pastel.
- Me alegro por ti… - dijo
secamente – aunque yo tendría cuidado con esa…. – Nick la miró, mientras se
acomodaba nuevamente en la silla- Digo puede contagiarte de alguna enfermedad…
se ve que no escatima en pudores revolcándose con cuanto tipo puede.
- ¿Celosa de Romi, ratita?
- ¿Yo, de esa¡Por favor!! –
dijo bufando – tendrían que nacer cien "Romi" para compararse conmigo
– "Eso es cierto" Pensó Nick – Pero en definitiva…
tu estás acostumbrado a tratar con esa clase de mujeres baratas…
- Por eso me casé contigo…
- Te equivocas – lo miró, y se
levantó – yo soy única…
- Vamos… tu tienes los mismos
bríos de Nicole en la cama… ¿Acaso no amas a Liam, y te acuestas conmigo? –
sonrió.
¡Con Liam no te metas¡No eres
ni el uno por ciento de hombre de lo que es Liam!!
- ¡Ja, Liam un gran hombre! –
dijo burlón – ¡Apuesto que un gran hombre, que dice morir de amor por ti, no se
acuesta con cuanta tipa puede, engañándote, como él lo hacía!! – rió- ¡Parece
que los cuernos te tapan los ojos, y te comprimen el cerebro!!
- ¿Ja, y que gran hombre eres
tu, eh? – chilló - Todo el mundo pondera al archifamoso Nick Jonas, salvador
del mundo mágico, un gran chico… excelente persona… ¡ja, ja, todos piensan eso
porque no te conocen en lo absoluto¿Acaso no fue por tu culpa que mis padres
están en San Mungo¡No es por tu noble proceder que mi hermano Percy está
descansando seis metros bajo tierra?
- ¡Basta ya! – dijo
levantándose también y golpeando la mesa - ¡Estoy harto de que me cuelgues la
muerte de tu hermano y el ataque de tus padres!! No quiero que vuelvas a
mencionarlo!!
- ¡No me obligaras a callar!! –
chilló y movió la mano sobre la mesa tirando todo lo que había encima – ¡Eres
un maldito desgraciado¡Me tienes aquí, obligándome a verte, esperando a que el
rey termine de desayunar…. Ni modo¡Me largo¡No estoy dispuesta a tolerar esa
clase de tortura Nick¡Eres una bestia infeliz y por eso quieres hacer infeliz a
todo el mundo¡Te odio¡te odio por todo lo que viva, y por todo lo que viviré!!
– Nick la miraba sin decir nada.
- ¿Y todo esto es porque anoche
no te eche un polvo?
- ¡Vete al diablo¡Me largo de
aquí!! Búscate otra estupida a la que puedas doblegar… no me ganarás… ni con
tus humillaciones, ni con tus amenazas.
- Parece que te olvidas que
firmaste un contrato vinculante… si sales de esta casa con la intención de
abandonarme, te morirás, en dos segundos…
- ¡Prefiero la muerte, a seguir
viviendo contigo¡Pareces una dementor… le quitas la felicidad a cualquiera¡te
detesto!! – e intentó abrir la puerta.
- No te atrevas a salir por esa
puerta Miley Jonas, porque te aseguro que lo que piensas de mi, es un diez por
ciento de lo que puedo hacerte!! – ella se detuvo y se dio vuelta para
enfrentarlo. Nick, tenia los puños apretados, tratando de serenarse, pero la
actitud de esa mujer hacia que sus esfuerzos sean inútiles… temía perder la
cabeza un instante y provocar una tragedia. Cerró los ojos y contó mentalmente
hasta diez.
- ¿Qué vas a hacer? – dijo
Miley levantando la barbilla con orgullo, mirándolo desafiante. – vas a atarme
y encerrarme en la torre de tu castillo?
- No… si sales por esa
puerta….te aseguro que nadie, absolutamente nadie, te tendrá en cuenta en esta
vida…
- ¿A qué te refieres?
- ¿A qué me refiero? – se
acercó peligrosamente – te aseguro que romper unos cuantos jarrones de rabia es
lo único que podrás hacer. Por lo pronto, podría mandarte a encerrar a Azkaban
– ella lo miró horrorizada – no cumplirías el contrato que firmamos…. ¿Lo
recuerdas? Y si por alguna razón, lograras desvincularte de él…. ¿Crees que
alguno de tus hermanos te aceptarían?
- ¡Por supuesto que si!!
- ¡Vamos, no seas tan ingenua!!
– rió con frialdad. – Esta vez no podrás manipularlos… esta vez, no te saldrás
con la tuya. Esta vez, no podrás utilizar el recurso de la culpa, Miley… Esta
vez, tus hermanos, decidirán por lo mejor. Y creeme, lo mejor para ellos, no
eres tú.
- No voy a escucharte,
maldito…. – quiso salir de allí, pero la mano de Nick la asió fuertemente por
el brazo impidiéndole huir – Suéltame, me lastimas…
- ¡Me importa una mierda que te
lastime!! – grito, perdiendo la paciencia – ¡Así te darás cuenta que conmigo no
se juega!! – La zamarreó y la sentó violentamente en una silla. La tomó de los
hombros y la mantuvo apresada, mientras le hablaba tan duramente como nadie lo
había hecho con ella. – ¿Crees que por alguna razón tus hermanos esta vez te
elegirán? Piensa ratita…- rió.
- Claro que si – dijo en un
tono temeroso – Joe …
- Ah… mi amiguito Joe . ¡Sabe lo
que perderá si te elige!! Es muy bueno en lo que está haciendo, y por lo que le
escuché decir, está encantado con su nuevo trabajo, porque le dará al amor de
su vida todo lo que siempre soñó para ella… ¿Veamos, quien mas? Ah, si, Bill…
Creo que está pensando en cambiar la casa… Fleur lo mantiene contento… le puede
dar todos los lujos que esa tonta veela se cree merecer. Creo que el siguiente
es Charlie¿no? Bien, ese es un punto del que todavía no me ocupo, pero te
aseguro que cuando se me ocurra proponerle algo, estará encantado de aceptarlo…
y los gemelos… no está lejos el día en que me apodere de su tienda…. Y ellos
harán y dirán lo que yo les diga…
- Te olvidas de…
- ¿Demi? – rió – ¿Acaso ella
piensa que tu tuviste la razón todo este tiempo¿Acaso estás absolutamente
convencida de que ella dejará a su "Joecito", por ti? – preguntó
burlón.
- Eres cruel – dijo con los
ojos llenos de lagrimas – ¿lograste tu propósito, no?
- ¿No crees que soy un genio?
Poco a poco fui alejándote de tus hermanitos… de tus guardianes. Te quedaste
sola… sola y abandonada. ¡Vamos a ver a qué te sabe una cucharada de tu sopa,
amorcito!! – la besó bruscamente y ella, se separó rápidamente, tratando de
decirle con la mirada, el profundo asco que le tenía.
- Te olvidas que aún me queda
Liam… - los ojos de Nick se tornaron de un verde oscuro… y se opacaron.- Nunca
podrás separarme de él – le escupió con rabia.
- ¿Así que Liam… eh? – Rió –
¿Acaso van a vivir en el lodo? Y no lo digo por ti que estas acostumbrada a
vivir de esa manera… en el chiquero – la miró – Lo digo por él… ¿dónde diablos
podría trabajar un mortífago venido a menos, con una mujer a cargo y sin
posibilidades de conseguir empleo en ningún lugar, ya sea muggle o mágico? –
rió.
- ¿Serias capaz de hacerlo? –
pregunto.
- Pruébame… dame una sola razón
para hacerlo, y te darás cuenta de cuanto poder tengo…
- ¡Al menos estaríamos juntos!!
– le gritó – ¡amándonos y felices, juntos!!
- Dime… – dijo tratando de
aguantarse las ganas de romperle la cara – ¿Crees que Liam se quedará contigo,
sabiéndote la causante de sus desdichas¡Piensa, mi amor!! El está trabajando
para los muggles, gente que siempre despreció para seguir teniendo el modo de
vida que tuvo siempre… ¿crees que abandonará todo los lujos por ti? Acaso te
creíste el cuento, de hechizo mágico para no vender la casa? Ese es otro de los
cuentos chinos que tu amado te decía, para hacerte caer en su cama, idiota… El
nunca dejó de ser el maldito hijo de puta que era en la escuela… Ya te lo dije,
te engañaba, y tu creyendo en el cuento de la casita feliz – Ella no pudo
contestarle nada, en sus ojos se agolparon miles de lagrimas - Asúmelo…. Estas
en mi poder… y no podrás hacer nada al respecto… eres mía, en cuerpo y…
- ¡Y en nada más!! – dijo
dándole un golpe y levantándose de la silla – ¡Nunca, escúchalo bien… nunca me
obligaras a amarte!! Es que tendría que…
- No lo digas… a veces puedes
arrepentirte de lo que dices… Yo lo estoy.
- ¿Ah, si?
- Si…. Dije que Nicole me
asqueaba y que nunca podría hacerla mi esposa… - ella se tensó – y ahora me
estoy arrepintiendo de lo que dije.
- Todavía estás a tiempo… ¡yo
te doy el divorcio encantada!!
- ¿Te olvidas de tus padres,
linda? – Ella bajó la cabeza abatida, dándose cuenta que Nick habia ganado esa
batalla. Ese era un punto en el que no se discutía. La salud de sus padres
estaba por encima de todo… Solo por ellos estaba dispuesta a dejarse zarandear
como un junco azotado por el huracán, y soportarlo, aun si saliera lastimada.
Levantó la mirada, resignada a su suerte.
- Nick – dijo– Está bien…. Tu
ganas – él la miró – ¿quieres matarme¿quieres cobrarte una afrenta conmigo?
hazlo… yo…. No sé por qué esta discusión se desvió tanto… es obvio que tu me
odias… y yo… - lo miró. ¿Que sentía por Nick? Podía desear su cuerpo y pedirle
a gritos que la hiciera su mujer toda la vida. Pero estaba esa otra parte, la
Miley rebelde, que no se dejaría avasallar por el odio que él le tenia, y que
la obligaba a revelarse ante su yugo opresor – siento lo mismo…
- No te mientas… tu provocaste
esto… tu, y tu odio porque Nicole me satisface en la cama mejor que tu…
- Yo… - no sabía que
contestarle. Tampoco quería verse al descubierto. Aceptarlo sería darle la
razón, y eso nunca…. Quizás no lo amaba, quizás nunca lo haría, pero si había
algo que nunca aceptaría es que él se riera de su desdicha, mientras se
acostaba con esa pérfida mujer.- si no te parece mal… me voy a mi cuarto…
- ¿Te escapas… como las ratas?
- Solo quiero pasar este año en
paz. – se fue dejándolo con la palabra en la boca. Nick sintió la rabia salir
de su cuerpo y lo exteriorizó, lanzando la mesa del comedor contra una de las
paredes. Su respiración, estaba alterada, y sus ojos destilaban fuego.
- Paz es lo que nunca tendrás
conmigo… te haré escupir sangre… Te haré sentir, a flor de piel la peor
humillación que te mereces…
- Señor… - dijo Dobby, llegando
a la sala, alarmado por el ruido.
-
¡Ahora no Dobby!! – le gritó al elfo. Y salió para encerrase en su escritorio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario