Como amigos habían hablado de muchos temas pero nunca de nada tan íntimo
como su vida sexual Aun así, no había dejado de pensar en ella ni en los
hombres con los que salía, como aquel tipo con pinta de ejecutivo al que veía
en la actualidad.
—¿Por qué no le pides a Brent que te ayude en tu… búsqueda?
Por primera vez desde que le hiciera aquella proposición, Miley apartó
la mirada. Pero a los pocos segundos volvió a mirarlo a los ojos, más decidida
que antes.
—Porque, sinceramente, no sirve para ello, y porque no tiene tu misma
reputación.
Nick arqueó una ceja. La respuesta de Mileyi le recordó al joven
desaliñado e inseguro que una vez fue y que seguramente siempre sería en el
fondo, a pesar de la fachada de aplomo y seguridad que había construido en
torno a sí mismo a lo largo de los años.
—Ahh ¿así que prefieres aprender de un chico malo de los bajos fondos?
—le preguntó con sorna. Miley no sería la primera mujer que quisiera tener una
aventura con alguien así.
Ella pareció asustarse por la dureza de su tono, pero enseguida se
recuperó.
—No quiero decir eso, y sabes muy bien que nunca he tenido esa
imagen de ti —le dijo con firmeza.
Nick no podía discutírselo, porque ella había sido una de las pocas
personas en su vida que lo habían aceptado tal cual era… antes de convertirse
en un próspero hombre de negocios.
—En cuanto a tu reputación —siguió ella—, has estado con muchas mujeres,
por lo que creo que tienes mucha experiencia en ese campo.
Nick tuvo que tragarse un bufido sarcástico por el halago inmerecido.
No había estado con muchas mujeres. Sólo se había acostado con media docena, y
con la edad se había vuelto aún más exigente. No, no podía colgarse la etiqueta
de donjuán.
Alargó un brazo y le acarició la mejilla con el dorso de la mano. Vio
cómo le ardían los ojos por el tacto, y una parte de él agradeció saber que aunque
ella pudiera cuestionar su propia capacidad para responder a otros hombres, era
evidente que se mostraba increíblemente sensible con él.
—Cariño —murmuró con voz ronca—, no sé cómo son los otros hombres ni lo que los excita. Sólo sé cómo soy yo.
—Eso me basta —dijo ella sin aliento. Los pechos le oscilaban por la
respiración acelerada—. Te estoy pidiendo que hagas esto por mí, conmigo,
porque confío en ti para que me lo enseñes todo, desde lo más básico hasta lo
más erótico, y para que esto quede entre nosotros. Lo único que quiero, lo
único que necesito de ti, es un fin de semana.
Le estaba ofreciendo dos noches de posibilidades infinitas. A juzgar por
las apariencias, Brent no le estaba dedicando la atención que ella necesitaba
para satisfacer sus deseos más femeninos. De otro modo no estaría
allí ahora, pidiéndole lecciones de seducción y apareamiento.
Lo tentaba como ninguna otra mujer, pero aun así consiguió mantener la
suficiente decencia y cordura para intentar disuadirla.
—¿Y si digo que no?
Miley levantó el mentón en un gesto de orgullo y rebeldía que
contrastaba fuertemente con su tolerante personalidad.
—En ese caso tendré que buscarme a otro que esté dispuesto a hacerlo.
nick reconocía un desafío en cuanto lo oía. Ella lo estaba provocando
descaradamente para que aceptara el reto. Parecía totalmente decidida a llevar
a cabo su plan, y la idea de que se buscara a otro hombre para hacerlo le
provocó una descarga de celos que lo abrasó por dentro.
Y teniendo en cuenta lo atrevida y descarada que estaba siendo con él,
no tenía ninguna duda de que acabaría encontrando a un hombre dispuesto a
complacerla en sus demandas.
Quería hacer lo correcto, comportarse con la nobleza que esperaría de él
la familia de Miley, pero no podía arrojarla en brazos de otro hombre cuando él
mismo se moría por darle lo que buscaba. Aquella emoción posesoria que se
retorcía en su garganta lo pilló por sorpresa.
Siempre había sido protector con Miley debido a su amistad y a la
situación que existía con su hermano y su familia, pero aquella sensación era
diferente… Era una necesidad íntimamente física de asumir la responsabilidad y
enseñarle a Miley todo lo que quería aprender.
Sí, sería su amante de fin de semana. De aquel modo podría controlar la situación, mientras que no había manera de
saber cómo se aprovecharía de ella cualquier desconocido. Si alguien iba a
satisfacer su curiosidad sexual, sería él. Nadie más.
Podría tener a Miley por un solo fin de semana. Todas sus fantasías se
harían realidad, y también las de ella. Un acuerdo íntimo y discreto, sin
complicaciones ni expectativas. Tan sólo una aventura secreta de la que nadie
más sabría nada.
Realmente era un acuerdo ideal.
La emoción recorrió sus venas. Se pasó los dedos por el pelo alborotado
y le dio la respuesta que Miley había ido a buscar allí.
—Muy bien. Lo haré.
Ella soltó un suspiro de puro alivio.
—Gracias, Nick.
Parecía extremadamente complacida consigo misma, y los ojos le brillaban
con pasión desatada. Nick se preguntó si sabría dónde se estaba metiendo, y
decidió darle una última oportunidad para cambiar de idea antes de hacer algo
de lo que pudiera arrepentirse. Se lo debía a ella y a él mismo.
Sí, ella confiaba en él, y Nick nunca haría algo que pudiera herirla.
Pero si le demostraba exactamente lo exigente y agresivo que podía ser a la
hora de conseguir lo que quería, tal vez ella se diera cuenta de lo peligroso
que su plan podía ser para ambos.
—Ya que hemos llegado a un acuerdo, ¿estás lista para la primera
lección? —le preguntó.
Mileyi se quedó atónita y echó un vistazo fugaz a la ventana que había
detrás de Nick, con vistas al aparcamiento del edificio.
—¿Aquí? ¿Ahora?
Por lo visto, la aterraba la posibilidad de que la descubrieran. Estupendo. Nick estaba decidido a asustarla todavía
más.
La acorraló contra la pared más cercana y colocó las manos a ambos lados
de su cabeza, dejándola sin salida… a menos que ella le pidiera que la soltara.
Bajó la mirada a sus brillantes labios rosados y volvió a subirla
lentamente hasta sus ojos.
—Claro. ¿Por qué no? —preguntó, arrastrando desvergonzadamente las
palabras.
La emoción de lo prohibido destelló en los ojos de Miley.
—Sea cual sea la primera lección, estoy dispuesta —susurró, provocándolo
con sus palabras y su impaciencia por explorarlo todo con él—. Vamos a ello.
—Sí, vamos —murmuró él. Inclinó la cabeza en busca de su boca y
finalmente la besó… como había querido besarla durante lo que parecía una
eternidad.
Miley había soñado con aquel momento
durante años, pero ninguna de sus fantasías se acercaba ni remotamente a la
realidad de aquel beso, de la boca de Nick contra la suya, de la presión de
sus labios conminándola a separar los suyos para deslizar la lengua y
saborearla. El beso fue ardiente, ávido y apasionadamente agresivo; todo lo
contrario a los delicados preliminares caballerescos a los que Brent la tenía
acostumbrada.
Nick no era un caballero a la hora
de besar, y su respuesta la excitó más de lo que nada la hubiera excitado en su
vida. Aquello era exactamente lo que anhelaba. Ser poseída por un hombre y
experimentar la pasión en su forma más salvaje e indómita.
Un solo beso había bastado para que
se sintiera viva, una mujer con deseos y necesidades. Y era maravilloso
experimentar un arrebato instantáneo de lujuria por un hombre.
Pero por muy excitante que fuera
aquel beso, no era suficiente. Ansiaba un contacto más íntimo, y
no sólo en los labios. Las manos de Nick seguían firmemente apoyadas contra
la pared, y al menos había seis centímetros de separación entre sus cuerpos.
Adoptando el papel de mujer agresiva que pretendía ser aquel fin de semana,
buscó remedio al problema para borrar cualquier resto de cohibición que pudiera
quedar en él y hacerle saber que no quería el menor comedimiento entre ellos.
Bajó las manos hasta la cintura de
sus vaqueros y, enganchando los dedos en el cinturón, tiró lenta e
inexorablemente de él hasta que sus curvas femeninas se amoldaron a los recios
contornos masculinos. Sus caderas se encontraron, y la impresionante erección
se apretó contra su vientre, sorprendiéndola muy agradablemente.
Saber que era ella la responsable de
su excitación acrecentó su confianza y avivó aún más su deseo. Deslizó las
manos hasta su trasero y aferró sus glúteos. Instintivamente se arqueó hacia él
y frotó la pelvis contra la dura protuberancia de sus vaqueros, deleitándose
con el gemido que retumbó en el pecho de Nick.
Él entrelazó los dedos en sus
cabellos y le hizo ladear la cabeza para acoplar mejor sus bocas en aquel beso
húmedo, ardiente y gloriosamente erótico. Con su mano libre le acarició la
mandíbula y fue descendiendo, hasta que su pulgar encontró el pulso errático en
la base del cuello. Pero no se detuvo allí, sino que le desabrochó el botón
superior de la blusa y extendió la palma sobre la piel descubierta. Poco a poco
fue bajando, a medida que la respiración de Miley se hacía más y más jadeante,
y finalmente tuvo uno de sus pequeños pechos
en la mano. La tela del sujetador era fina y ligera, y cuando él le acarició el
pezón con el pulgar a través del encaje, ella se estremeció violentamente.
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Feliz cumpleaños Angie, espero que te la pases muy linda este dia y te quiero amix y hoy te dare el regalo que me pedistes :)
4 comentarios:
El maraton estuvo fantasrico y la nove esta mucho mejor me encanto!Besos y cuidate saris
awwww me encantoo siiguela siguela siguela
aww amix no te hubieras molestado enserio aw wy video chat hoy ahhh sii
BESO BESO BESO BESOOOOOOOOOOO, NILEY ♥ ME ENCANTAAA, QUE CAP AMIX, QUIERO VER EL QUE SIGUE, ME MATO, CADA VES ESTA MAS Y MAS BUENOO!! :D ME ENCANTAAAAAAA, TE QIEROO!
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