Se estremeció sólo de pensarlo.
Le tocó un mechón de pelo que se había soltado del recogido. La textura
sedosa le provocaba los sentidos, al igual que la fragancia sutil y femenina
que desprendía.
—Me gusta que lleves el pelo así —dijo. Le tomó la mejilla en la palma y
le hizo levantar la cabeza para rozarle el cuello con la nariz, sintiendo cómo
temblaba—. Me permite acercarme a las partes más sensibles de tu cuerpo… como
ésta —llevó la boca hasta su oreja y lamió el punto situado justo debajo del
lóbulo.
Ella gimió y se aferró a los brazos de nick en busca de apoyo.
—Me… me gusta.
A él también le gustaba.
—Mmm… y aquí —murmuró, y clavó suavemente los dientes en un tendón en la
base del cuello.
miley volvió a gemir. —Oh nick…
—Apuesto a que también sientes ese mordisco en otras zonas de tu cuerpo,
¿verdad? —le susurró al oído.
Ella asintió bruscamente y apretó las rodillas contra sus caderas.
—Sí…
Satisfecho con su respuesta y con el deseo que ardía en su mirada,
siguió provocándola… a ella y a sí mismo.
—Pero por mucho que me guste tu pelo recogido, aún me gusta más verlo
suelto.
Le soltó el pasador que sujetaba el cabello en lo alto de la cabeza y
vio cómo la tupida melena castaña caía libremente hasta los hombros.
—Me encanta ver tu pelo alborotado enmarcando tu hermoso rostro —dijo,
hundiendo las manos hasta las muñecas en los mechones—, y sentirlo cálido y
suave contra mi piel…
—Me gusta sentir tus manos en mi pelo —admitió ella, y gimió cuando él
le acarició el cuero cabelludo y deslizó los pulgares a lo largo de la
mandíbula—. Es tan sensual y excitante…
—Estoy de acuerdo —dijo él, igualmente seducido por ella y por la
intensidad del momento.
miley le estaba mirando los labios, de modo que pegó la boca a la suya y
le dio lo que deseaba, lo que él mismo ansiaba, sabiendo que muy pronto ya no
tendría bastante con besarla. Habían cruzado una línea que nunca antes habían
traspasado, y compartir aquella intimidad con ella estaba sacando a la superficie
un caudal de emociones y deseos que habían permanecido enterrados durante años.
La besó lenta y prolongadamente. Sentía la boca de miley tan dulce y ardiente como se imaginaba que sentiría su cuerpo
cuando la penetrara. Con aquel pensamiento enloquecedor bailando en su cabeza,
llevó una mano a la espalda de mileyi y acercó su trasero al borde del aparador,
hasta que lo único que separó sus cuerpos fueron sus pantalones caqui y las
braguitas de miley. Ella apretó los tobillos contra la parte posterior de sus
muslos y movió la pelvis contra su erección en un gesto inconsciente y natural
de invitación. El miembro de nick se hinchó hasta casi estallar.
Con cada beso su adicción por ella crecía lenta pero inexorablemente, y se preguntó si tras aquel fin de semana sería capaz de dejarla y verla con otro hombre. La parte lógica de su cerebro le recordaba que no tenía elección, pero su cuerpo y su corazón luchaban por convencerlo de lo contrario.
Se deleitó una vez más con su sabor y retiró la boca. Pero mantuvo las
manos entre sus cabellos, despeinándola todavía más. Sus hermosos ojos azules
estaban medio cerrados, y una sonrisa soñadora curvaba sus labios hinchados.
El placer que ella le daba era inmenso, y trascendía del nivel puramente
físico más de lo que nunca hubiera creído posible.
—Si fueras mía y te pusieras este vestido para salir conmigo, me
aseguraría de que tuvieras este aspecto antes de salir a la calle, para que
todos los hombres que te miraran supieran que no estás disponible.
Vio cómo a miley se le aceleraba frenéticamente el pulso en la base del
cuello.
—¿Y qué aspecto tengo? —preguntó ella con inocente curiosidad. Él le acarició los pechos con el dorso de la mano.
—Con el pelo suelto y despeinado, los labios rosados, húmedos y
entreabiertos, y la mirada perdida, pareces una mujer que acaba de levantarse
de mi cama tras una sesión de sexo salvaje.
Ella arqueó las cejas, asombrada y a la vez muy segura de sí misma.
—Salvo que yo no he quedado satisfecha por esa sesión.
nick soltó un gemido. miley iba a matarlo antes de que acabara el fin
de semana.
—Esto sólo ha sido una muestra para abrirte el apetito —le prometió—.
Hay que ir aumentando poco a poco la tensión sexual hasta el plato fuerte, y
tenemos toda la noche por delante, cariño.
Ella se echó a reír.
—No sé si eres muy malo o muy bueno por provocarme así nick.
Él sonrió y la ayudó a bajar del aparador.
—¿Qué tal ambas cosas?
—Como tú digas —concedió ella con una expresión de aturdimiento e
impaciencia—. Bueno, ¿adonde vas a llevarme esta noche?
—A bailar —respondió él, haciéndola girar en sus brazos—. A un sitio
donde puedas lucir este vestido como se merece y volver locos a unos cuantos
hombres.
miley posó una mano en su pecho y se puso de puntillas para darle un
mordisquito en el labio inferior.
—El único hombre al que quiero volver totalmente loco esta noche eres tú
—le dijo, y con una sonrisa maliciosa se dio la vuelta y salió pavoneándose de
la habitación. nick no creía que eso fuera a ser
ningún problema.
Ya estaba loco por ella.
miley nunca había estado en un club nocturno. Al menos no en uno tan
exclusivo y animado como el Chicago s Red No Five. Luciendo un vestido sexy y
con un hombre guapísimo del brazo, estaba decidida a disfrutar al máximo de la
nueva experiencia que le brindaba aquel ambiente de seducción, rayos láser y la
música tecno que retumbaba sensualmente a través de su cuerpo.
nick le agarró firmemente la mano mientras se abría paso entre la
multitud. Pasaron junto a un grupo de mujeres que obviamente estaban buscando a
un ligue, pues miraron descaradamente a nick dejando claras sus intenciones.
Pero él se limitó a sonreír cortésmente y siguió su camino hasta el fondo de la
disco, donde estaban las mesas y los asientos de terciopelo.
El local estaba atestado. La gente bailaba en la pista sin la menor
inhibición, y miley envidió su capacidad para dejarse llevar por el ritmo y
disfrutar de sus ondulantes cuerpos, sin preocuparse de quién los estuviera
mirando. Aquello le recordó la «sexcapada» que había sustraído del libro, y
cómo necesitaba aprender a ser atrevida para poder desnudarse ante un hombre
con la misma facilidad.
nick encontró una mesa libre y dejó que ella se sentara primero antes
de acomodarse a su lado. Estaban casi ocultos por las sombras, pero desde sus
asientos tenían una vista perfecta del bar y la pista de baile. nick se inclinó hacia ella y elevó la voz para hacerse oír por encima
de la música ensordecedora.
—¿Qué te parece?
—Me gusta —respondió ella. Hasta el momento, estaba fascinada por el
ambiente cargado de sexualidad y quería formar parte del mismo—. Es un buen
lugar para ver cómo los hombres y las mujeres se relacionan entre ellos. Ya
sabes… cómo se seducen.
Él sonrió irónicamente.
—Estoy seguro de que aprenderás varias formas de seducción y
apareamiento entre las parejas.
Una camarera rubia se acercó a la mesa y se inclinó hacia ellos para que
pudieran oírla.
—¿Qué les traigo?
nick miró a miley, indicándole que debería ser ella quien pidiera
primero. Si estuviera con Brent, habría pedido un chardonnay sin dudarlo. Pero
no estaba con Brent, y aquella noche exigía algo más fuerte que una copa de
vino.
—Quiero la bebida más atrevida que pueda preparar el barman —dijo—. Algo
exótico y salvaje.
La camarera lo pensó por un momento y los ojos le brillaron de
camaradería femenina.
—Puede elegir entre un Sexo Oral, un Orgasmo o un Garganta Profunda.
Todo sonaba perfecto para el fin de semana que tenía por delante, y
miley quería probar las tres sugerencias.
—Creo que empezaré con un Orgasmo y seguiré desde ahí.
—Buena elección —dijo la camarera. Anotó el pedido y miró a nick, que
parecía desconcertado por el atrevimiento de miley—. ¿Y usted, señor?
—Puesto que esta noche soy el chófer oficial, y mi pareja aquí va a
disfrutar de unos cuantos orgasmos, creo que tomaré una coca-cola —dijo con una
sonrisa.
—Enseguida —respondió la mujer con un brillo de regocijo en los ojos.
Minutos más tarde les sirvieron las bebidas, y miley saboreó ávidamente
la exquisita mezcla de Amaretto, vodka y crema. Nunca había probado un cóctel
tan delicioso, y un gemido de placer se le escapó de la garganta.
nick la miró, cautivándola con su mirada ardiente y su media sonrisa.
—Ten cuidado, cariño. Estos orgasmos son muy fuertes.
A miley no se le pasó por alto el doble sentido de su advertencia y
decidió responderle con otra insinuación.
—Mmm… pero seguro que bajan con facilidad —dijo. Disfrutando de la
sensación de sensualidad, malicia y lujuria, se mojó la punta del dedo en la
crema azucarada y se la lamió lentamente—. ¿Te gustaría probar mi orgasmo? —le
preguntó, en un tono no tan inocente.
nick se atragantó con el refresco y le costó unos momentos
recuperarse. Cuando lo hizo, se inclinó hacia ella, cubriéndole el campo de
visión con sus rasgos masculinos.
—Nada me gustaría más que probar tu orgasmo —dijo con voz ronca—. Pero
esta noche tengo prohibido el alcohol.
La fuerza de voluntad y resistencia de aquel hombre la maravillaban. Sin
desanimarse, volvió a hundir el dedo en la bebida y le frotó el labio inferior
con la crema.
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mini maraton dedicado a mi amix ceci y amm bueno me dicen es su comente de cual otra quieren que suba
1 comentario:
ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOO, GRACIAS POR DEDICARME, ME ENCANTAA YA QUIERO VER QUE PASA CON ELLOS DOS, YO TMB QUIEOR UN ORGASMO Y QUE NICK LO PRUEBE :O JAJAJAJJA ME VOY A LEER YA EL QUE SIGUE! TE QUIERO AMIIX
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