Ella
se sentó en la mitad de la cama, con las rodillas apretadas contra su pecho,
atisbando las sogas unidas a los postes de madera, no con curiosidad, o miedo,
sino con resignación.
Antes
de que Nick hablara, o la tocara, Miley barbulló:
―¿No
va a azotarme, verdad?
―No,
a menos que no cooperes.
―¡nick!
Él
se rió entre dientes y colocó las manos sobre sus hombros tensos.
―Ningún
azote, cariño, lo prometo. Nunca te lastimaría. Recuéstate. ―Cuando
ella no obedeció de inmediato, él la empujó suavemente.
Nick estiró sus brazos en forma de “Y”, aprovechando la oportunidad de sentir esa
carne suave y caliente debajo de sus manos callosas. Le ató la muñeca izquierda
primero, luego la derecha y se movió hacia abajo para atar cada uno de sus
tobillos. Se recostó y admiró a Miley extendida delante suyo.
―No
te retuerzas en contra de las sogas o te harás una quemadura en la piel por el
roce.
―Es
fácil decirlo, no es tan fácil de hacer cuando estás tocándome de esa manera.
―Ni
siquiera he comenzado a tocarte.
Él
gateó arriba de su cuerpo. Ubicándose en cuatro patas encima de ella, nick la
besó. Y la besó. Y siguió besándola hasta que ella se relajó sobre el colchón.
Él
se levantó sobre sus rodillas y se quitó la camisa. Como él regresó para
suavemente rozar los labios sobre sus mejillas, ojos, frente y sien, permitió
que sus pezones entraran en contacto fugazmente con el vello de su pecho.
Miley gimió suavemente.
―Me
gusta eso.
―Lo
sé. ―Él
mantuvo la misma cantidad de fricción sobre sus pechos mientras su boca vagaba
hacia abajo de su garganta. Raspándole los dientes sobre el gracioso arco―.
¿Te he dicho alguna vez cuánto me gusta tu cuello? Pero especialmente este
punto justo aquí. ―nick pasó la lengua arriba de su clavícula―. Usualmente me alejas. Te vuelve tan
loca que no puedes soportarlo. ¿Es difícil alejarme cuando no puedes usar las
manos, verdad?
―Sí.
―¿Podrías
correrte por esto? Si chupo… ―dejó
que su aliento flotara sobre el área―, ¿…justo aquí? ―nick ligeramente hizo parpadear a su lengua sobre el punto mágico, hundió el diente
en esa carne tentadora y chupó duro hasta que ella corcoveó debajo de él.
―Oh,
Dios.
Nick sonrió contra su garganta, mientras seguía usando su aliento, labios, lengua y
dientes. Los únicos lugares donde él la tocaba eran en las puntas de los
pezones que rozaban contra su pecho y su boca en el cuello. Él la provocó y se
retiró hasta que un fino brillo de sudor recubrió su piel y él pudo oler esa
dulce crema reuniéndose entre sus muslos temblorosos.
Él
brincó fuera de la cama.
Miley levantó la cabeza.
―¿Dónde
vas?
―¿Cuándo
estás desnuda y mi merced? A ningún lugar. ―nickse quitó sus ropas restantes. Tomó las sogas que tenía reservadas y las llevó a
la cama.
―¿Para
qué son esas?
―Ya
verás. ―Tomó
la más gruesa, una soga curtida de unos cinco centímetros de diámetro,
confeccionada con cuerdas toscamente retorcidas y la chasqueó entre sus manos―.
Cierre los ojos.
―Pero…
―Nada
de que asustarte, lo prometo.
En
el momento en que sus ojos estuvieron cerrados, nick arrastró la soga sobre su
cuerpo desnudo. Comenzando por la parte inferior de sus brazos. Girándola
alrededor de sus pechos. A través de su barriga. Entre sus caderas. Sabiendo
por la manera en que su espalda se arqueaba que ella disfrutaba de las
contrastantes sensaciones táctiles de la soga áspera deslizándose contra su
piel suave. Él no se apresuró. El peso y la textura de la soga dejaban suaves
franjas rosadas desde su cuello hasta sus rodillas.
nick formó remolinos con el extremo deshilachado suavemente sobre su clítoris.
―Eso
hace cosquillas.
―No
lo debo estar haciendo bien entonces. ―La movió más rápido―.
¿Mejora?
―Ajá.
―Él
continuó el movimiento hasta que sus muslos comenzaron a ponerse rígidos y ella
gritó―: Oh
Dios, oh, no te detengas.
Él
pellizcó su pezón izquierdo cuando comenzó a correrse, y ella corcoveó con sus
caderas hacia arriba, pidiendo más que el ligero roce de la soga… sus dedos, su
boca, su polla. Él observó su cohibición desaparecer mientras ella se perdía en
la respuesta de su cuerpo.
Finalmente
abrió sus ojos.
―Guau.
Eres bueno con las sogas.
―No
has visto nada aún, cariño ―lanzó
la soga gruesa al piso y recogió la más ligera, una de algodón blanco.
―Nick.
Qué…
―Relájate.
―Él
gateó hasta el extremo de la cama y se ubicó en medio de sus piernas extendidas
en forma de águila. Arrastró la soga más fina y más suave hacia abajo de la
parte superior de sus muslos, desde el pliegue de su cadera hasta la rótula.
Arriba y abajo. De un lado al otro. Cuando se dirigió más hacia el sur y tocó
sus dedos, ella se sacudió duro. Él murmuró―: ¿Tus
pies son quisquillosos?
―Ah.
Sí.
nick ensartó la soga a través de cada uno de sus dedos. Luego suavemente tiró de la
soga mientras su boca conectaba con la vulnerable piel de su pie justo encima
de su tobillo. Lamía y chupaba, mientras giraba la soga a través de sus dedos
extendidos.
La
pierna de ella se sacudió y su pecho se elevaba y bajaba rápidamente.
Era
una buena cosa que Miley estuviera atada, de otra manera lo estaría pateando en
la cara. Él dijo:
―Momento
del otro pie.
―Para.
N-no puedo soportarlo.
1 comentario:
siguela siguela sisiguelaaa
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