―¿Qué
clase de flor es esa?
Ella
inhaló.
―¿Cuál?
¿El débil aroma floral de las petunias? ¿La penetrante esencia picante de las
caléndulas? ¿La suave dulzura de las arvejas dulces? ¿O el pesado perfume del
clemátide?
―¿Puedes
encontrar las diferencias entre todos ellos? Eso es asombroso.
―No
realmente. Es a lo que me dedico. Apuesto a que si pasáramos por un campo con
ganado tú me podrías decir de qué variedad es cada uno y de quién es la marca
que llevan.
―Probablemente.
Y puedo decirte, que por la forma en el aire se siente y por el viento que se
levantó, va a estar lloviendo dentro de poco tiempo.
―Entonces
probablemente sería mejor hacer esto antes de que nos empapemos. ―miley recogió su falda y balanceó una pierna sobre su regazo, montándolo a
ahorcajadas, presionando el pecho en contra del de él y sus labios sobre su
boca sorprendida.
No
le tomó mucho tiempo a nick adaptarse al programa. No le tomó mucho tiempo
intentar tomar el control, tampoco. Le palmeó el trasero en una señal para que
se levantara. Se bajó bruscamente sus joggings y toda esa tersa dureza
masculina presionó en contra de su barriga.
Ella
se contoneó más cerca, demostrándole que no llevaba bragas.
―Me
gusta este pícaro lado tuyo. Tal vez debo insistir en alguna regla de no usar
bragas, como la regla del nudismo.
―Estoy
en el juego. Especialmente desde que sé cuánto te gustan las faldas que uso.
Cada vez que me veas te preguntarás si estoy llevando ropa interior.
Ella
se tragó su gruñido de respuesta mientras las manos de él le ahuecaban la cara.
Frotar su longitud en contra de su hendidura la puso lo suficiente mojada como
para empujarlo adentro.
―Jesús.
Eso es siempre tan bueno.
miley hundió los dientes en su labio inferior y tiró con fuerza.
―¿Ves?
No estás tan cansado. Yo haré todo el trabajo. Tú sólo tienes que mantener el
columpio en movimiento.
―¿Pensé
que dijiste sin juego de manos?
―Tú dijiste ningún juego de manos. Yo
estuve de acuerdo en ser una dama. Y seré muy, muy amable, lo prometo.
Ella
besó la fuerte línea de su mandíbula subiendo hasta su oreja.
―Déjame
sacudir tu mundo, nick, como tú sacudes el mío.
Y
en medio del rechinamiento del columpio y la tormenta que se avecinaba ella
hizo justamente eso.
Llovió
todo el día. Ir a trabajar un martes lluvioso deprimía a todo el mundo en sus
ocupaciones.
Pero
era imposible estar deprimida cuando miley revivió la gloriosa mañana lluviosa
con la llamada de nick. Besos prolongados y minuciosos. Las manos rugosas
impartiendo caricias sobre su piel desnuda.
Sus
cuerpos desnudos rodando y retorciéndose en una danza de amor sin prisas. Nick le rindió culto a sus pechos con los dedos, dientes y labios. Apretando,
amamantando, mordiendo, arrastrando su barba matutina a través de las
endurecidas puntas de sus pezones. Haciendo círculos de besos húmedos sobre cada
hinchazón y curva hasta ella estuvo malditamente cerca de correrse sólo por el
erótico calor de su boca.
Pero
él no estaba ni cerca de hacerlo.
Nada
era tan adorable como la maravillosa sensación de su lengua penetrando
perezosamente en su coño en el pre-amanecer gris nuboso. Su sedoso cabello
provocando en la parte interior de sus muslos como él lamía y chupaba la espesa
crema que derramaba su sexo. Los dedos clavándose en sus nalgas mientras la
condujo a un jadeante orgasmo dos veces, antes de suavemente hacerla girar
sobre las sábanas de algodón.
Una
brisa fresca flotó por la ventana, pesada con el oscuro perfume del suelo
hidratado empapado por la lluvia. El aire húmedo sobrenadó sobre la piel
caliente de miley, tan suave y bienvenido como los besos de nick.
Nick le estiró los brazos por encima de su cabeza y le subió las caderas, rastreando
su lengua mojada hacia abajo de su columna vertebral, una vértebra a la vez.
Esa traviesa y malvada lengua siguió su camino, entre sus mejillas, a través de
su coxis, hasta la arrugada roseta. La punta de su lengua bromeó sobre los
finos tejidos ricos en nervios, dibujando círculos más apretados, más húmedos,
probando a su culo completamente. Él se había reído por su gemido de
aprobación.
Luego
nick ensanchó su posición y se elevó sobre sus rodillas detrás de ella,
ajustándole la pelvis más arriba, a su altura y a su gusto.
Ningún
empuje duro y rápido. Su entrada fue lenta y dulce. Una vez que su polla estuvo
completamente asentada, él comenzó a empujar, una lenta retirada, un rápido
movimiento de sus caderas y empujó esa gruesa polla dura hacia dentro
profundamente otra vez.
Ella
estaba apoyada sobre su lado izquierdo mirando hacia la ventana. Una suave
corriente de aire arrastró los perfumes de la lluvia, las sábanas húmeda y el
fuerte sudor masculino que empapaba a nick en un aroma intoxicante que la dejó
mareada. Jadeante.
Él
movió las manos hasta sus caderas para aferrar su culo. Separó las mejillas,
descubriendo ese apretado pequeño agujero y susurró:
―Obsérvame.
miley miró por encima de su hombro como él chupaba su dedo medio dentro de su boca,
ahuecando sus mejillas. Lentamente lo sacó, mostrándole que estaba bueno y
mojado. Entonces lo colocó contra su carne arrugada y lo deslizó dentro de su
culo.
―Oh.
1 comentario:
ohh ya aporfas tienes que seguirla yaaaaa
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