Él sonrió y, cuando ella deslizó las manos hacia sus glúteos, Chris
pensó que la encimera de la cocina no era un mal lugar para hacer el amor.
Entonces, Carolina chilló mientras lanzaba trozos de comida al
suelo.
—Creo que está lista para salir —dijo miley, mientras le decía a
la niña que no con la cabeza.
Cuando volvió a mirar a nick, este tenía una sonrisa extraña en
la cara. Ella se deshizo del abrazo, agarró un trozo de papel de cocina y se
puso a limpiar el suelo.
nick se abrochó el albornoz y la detuvo.
—Déjalo. Ya lo recojo yo.
Ella levantó las cejas.
—Solía hacerlo antes de que llegaras, ¿sabes?
—Sí —dijo ella—, ya lo sé —«y pronto tendrás que volver a hacerlo»,
pensó para sí y miró hacia otro lado para que él no pudiera adivinar sus
pensamientos.
—¿Te apetece ir a dar un paseo en barco cuando vuelvas?
—¿Y tu trabajo?
—Yo soy el presidente. Puedo tomarme un día libre si quiero.
Ella sonrió ante la perspectiva de pasar un rato agradable con él
bajo el sol.
—Correré deprisa —dijo ella mientras sacaba a Carolina de la silla—. Y no te olvides de las cañas de pescar —añadió antes de salir con la niña en brazos.
¿A pescar? ¿Con miley? nick se dejó caer en la silla y agarró
una tostada, pensando en aquel último mes. Su vida había pasado de ser
solitaria y estar ensombrecida por el sentimiento de la culpa a ser perfecta.
Ya solo faltaba que miley confiara en él lo suficiente para
hablarle de ella.
Miley abrió un ojo y espió a Carolina, que estaba jugando en su
parque en la cubierta del yate. Nick estaba al timón y ella, tumbada al sol,
disfrutaba de la paz del momento.
El barco se mecía con suavidad en las tranquilas aguas y le daban
la sensación de estar flotando en un sueño.
«Disfruta de esto», le gritaba su mente.
Tomó aliento y escuchó a nick hablar con la niña. Una gaviota
chilló sobre su cabeza y una ligera brisa le refrescó la piel.
«Esto es el paraíso», pensó para sí.
—Estás para comerte —le susurró él al oído.
Ella sonrió, negándose a abrir los ojos.
—Si tienes hambre, en la nevera hay comida.
Él se rió.
—¿Qué tal está Carolina? —le preguntó ella—. ¿Crees que hace
demasiado calor para ella?
—Va a vivir aquí toda la vida. Será mejor que se acostumbre al
calor y a la humedad.
miley abrió los ojos y se puso de lado para mirar a nick. El
estaba a escasos centímetros de ella.
—Por el amor de Dios,Jonas. Es solo un bebé. Hasta un lagarto
podría asarse con este calor.
Él se rió.
—Se lo está pasando fenomenal con todos los juguetes que tiene y
con el cubo de agua.
miley cambió de postura para mirar a la niña. La saludó con la
mano y le tiró un beso.
La pequeña se lo devolvió.
nick las miró a las dos, cada día estaba más claro el vínculo que
las unía.
—Te quiere mucho —le dijo a miley.
—Yo también la quiero a ella —admitió miley con ternura,
después, volvió a mirarlo a él—. Me maravilla cada vez que hace un nuevo
descubrimiento. Cada día hace una cosa nueva.
—No quiero que crezca tan deprisa.
—Ya, dentro de nada estarás espantando a los chicos.
—Chicos —gruñó él—. Gracias a Dios todavía queda mucho para eso.
—Solo unos dieciséis años.
—No podrá salir con chicos hasta que tenga veinte. Tal vez treinta.
miley dejó escapar una carcajada.
—Va a ser preciosa. Vas a tener mucho trabajo espantándolos.
—¿Cuándo saliste por primera vez con un chico?
¡Dios santo!, pensó nick. No sabía nada de ella.
Las facciones de ella se suavizaron.
—Dieciséis, creo. Mi padre decía que tenía una escopeta escondida.
nick sonrió poniéndose en el lugar del hombre.
—¿Dónde está ahora?
Ella dudó antes de responder y él captó el dolor de su mirada.
—Está muerto. Mi madre y él murieron hace varios años en un
accidente de avión.
—Vaya, miley. Cuánto lo siento.
—Lo peor de todo es que eran sus primeras vacaciones juntos en
varios años.
Miley se dio la vuelta y cerró los ojos, ya le había contado
demasiadas cosas sobre ella.
Pensó en sus padres y los ojos se le llenaron de lágrimas.
—Cariño, ¿estás bien?
nick le acarició la mejilla y vio el dolor reflejado en su
rostro.
—Lo siento, pequeña —añadió él, mientras la tomaba en sus brazos—.
No pretendía traerte recuerdos dolorosos.
—No importa —susurró ella, apretándose contra él, encantada de
poder tener a alguien con quien compartir su pena, alguien que la comprendiera.
Tragó con dificultad, intentando mantener a raya el dolor que
siempre había logrado contener. El dolor por la muerte de sus padres y por la
familia a la que había abandonado. Había sido por su propia seguridad, se dijo
una vez más; sin embargo, su corazón no la estaba escuchando y la presa se
rompió.
Una década de lágrimas rompió la quietud del momento.
nick gruñó y la apretó con fuerza. Nunca se imaginó que pudiera
verla llorar así. Ella era tan fuerte… casi invencible. Pasó un buen rato hasta
que su llanto cesó.
Cuando ella se calmó, él la besó en los labios.
El beso fue lento y tierno y el dolor de su corazón se suavizó.
—Gracias —murmuró ella después de un buen rato.
—No me gusta verte sufrir.
Ella suspiró.
—Ya estoy bien —dijo mientras se secaba las lágrimas con la punta
de la toalla.
3 comentarios:
siguela prontoooooooo yaaa
ternuriiiita. este me ha encantadooO!
aawwww.... me puse sensible... xD ahahahha.. pobre miley!!
=D
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