no promises- capitulo- 9

Cualquier respuesta que a miley se le hubiera podido ocurrir fue acallada por la boca de él.

nick lo puso todo en ese beso, utilizando la fuerza de su deseo y la debilidad de ella por él.

Y funcionó.

Ella empezó a relajarse, le pasó los brazos alrededor del cuello e introdujo los dedos en su pelo.

¡Maldito fuera!

Era igual que hacía cinco años. Pero más fuerte.

La pasión brotó entre ellos como una ola poderosa y miley no pudo hacer nada para evitar que la arrastrara, haciendo que se olvidara de todo, llenando el vacío que la había acompañado durante tantos años.

Se rindió.

Después, comenzó a desabrocharle los botones de la camisa y a acariciarle el pecho con avidez.

nick no pudo evitar un gemido cuando ella le acarició la piel y un temblor recorrió todo su cuerpo. Entonces, la besó con más intensidad, devorándola, y pensó que iba a desfallecer cuando deslizó la mano bajo la ropa y descubrió que no llevaba nada debajo.

—¡Oh, miley! —gimió él, rodeándole los pechos con las palmas de las manos, acariciándole los pezones con los pulgares…

La agarró por los glúteos y ella se apretó contra él.

nick le levantó la camiseta y le besó un pezón, succionándolo con fuerza. Ella gimió de placer y echó la cabeza hacia atrás mientras él la mordisqueaba. Después, se recreó con el otro.

—Por Dios, nick! Nada ha cambiado —susurró ella.

—No, no —confirmó él, deslizándose hasta el suelo y arrastrándola con él, sin darle ni un minuto para pensar. Solo quería que sintiera su boca sobre su piel, sus manos acariciando su cuerpo.

Ella se sentó a horcajadas sobre él y lo besó con tal ferocidad que lo dejó tembloroso.

Él seguía recorriéndola con las manos, como si no quisiera olvidarse de ninguna parte.

Ella estaba igual de ocupada, arrancándole la camisa, acariciándolo entre las piernas, midiendo su excitación.

nick dejó escapar un sonido lastimero, como el estruendo de una tormenta, la agarró por las caderas y empujó con fuerza para bailar el baile que una vez compartieron.

miley se quedó sin aliento y le respondió con el mismo ímpetu, deseando sentirlo dentro de ella. Él seguía devorándola mientras le acariciaba entre las piernas, acercándose a su dulce y húmedo centro.

Entonces, ella sintió que no podía hacer aquello.

Todo su cuerpo se tensó y él lo notó al instante. Levantó la cabeza y entendió que aquello no iba a continuar.

—No puedo hacerlo.

—Lo estabas haciendo muy bien hace un segundo.

Ella se levantó y se colocó la ropa.

—Por esto quería marcharme. No puedo quedarme aquí en estas condiciones.

—Tú me deseas.

Ella dejó escapar una risotada.

—No creo que haya ninguna duda al respecto.

—Me estás volviendo loco.

Ella lo miró con ternura y a él el corazón le dio un vuelco. Ojalá lo mirara así siempre.

—Lo sé, pero…

—¿Pero qué?

—No puedo levantarme por la mañana y ponerme a trabajar como si nada.

Él se restregó la cara. Todavía le costaba respirar; pero ella tenía razón.

—Aquella noche en Hong Kong nos utilizamos el uno al otro, nick. Fue solo sexo. Los dos lo sabíamos, por eso no hubo nombres. Si yo hubiera querido algo más…

—Lo sé —dijo él haciéndole frente—. Me habrías buscado. ¿Pero alguna vez pensaste en lo que yo quería?

Él había recorrido toda la ciudad buscándola.

—No podía. Todavía no puedo.

—¿Por qué?

¿Qué diablos ocultaba?

—Tengo mis motivos. Y tú ya has dejado claro que no estás buscando esposa. Si me acostara contigo siendo tu niñera sería caer muy bajo.

—No digas esas cosas.

—Bueno, eso es lo que siento. Hace cinco años, nos utilizamos el uno al otro y a mí no me pareció mal. Pero eso fue entonces. Ahora, es diferente. Me iré mañana por la mañana.

Se volvió hacia el armario y sacó las maletas.

—¿Qué pasa con Carolina?

—Es una niña muy buena. Aceptará a cualquiera —dijo miley

 mientras abría los cajones y empezaba a sacar las cosas.

nick se quedó allí observándola, todavía no se había recuperado de la pasión del beso. Sabía con toda certeza que, si la dejaba irse, no volvería a verla nunca.

Ella lo había atrapado hacía cinco años y lo acababa de atrapar hacía cinco segundos. Y sabía que estaba a punto de hacer el idiot.a por una mujer que no quería estar con él.

—Hay un problema —dijo él, pero ella siguió haciendo la maleta—. No aceptará a cualquiera; la ultima niñera no la trató bien.

miley se volvió hacia él.

—¿Qué quieres decir?

—Un día llegué a casa de manera imprevista y Carolina estaba en su parque, llorando, con el pañal mojado, sucia y hambrienta. Y, por su aspecto, parecía que llevaba así varias horas. Dios sabe qué más le hizo aquella mujer.

Una furia instantánea se apoderó de miley.

—¿Tenía algún golpe?

—Gracias a Dios, no.

—¿La denunciaste?

—¿Con qué pruebas? La despedí, llamé a la agencia y contraté a otras personas. Pero Carolina lloraba con todas sus fuerzas cada vez que un extraño se acercaba a ella.

miley frunció el ceño.

—Conmigo no lloró.

—A eso me refiero.

—Esto no es nick, nick —se quejó ella.

Él lo sabía. Igual que sabía que en el fondo quería que se quedara por algo más que por el bienestar de su hija.

—Puedes encontrar a alguien —le dijo, dándole la espalda. No podía quedarse, lo deseaba con demasiada intensidad. Y ya habían llegado demasiado lejos.

—No tengo tiempo —respondió él—. Tengo demasiado trabajo atrasado y no puedo permitirme pasar mucho tiempo buscando a una niñera, ni tampoco, como te he contado, aceptar a la primera que llegue.

Miley se encogió de hombros. La estaba convenciendo y sus técnicas de supervivencia parecían no funcionar con Nick Jonas.

—Hazlo por Carolina. Estoy desesperado.

nick se sintió como si estuviera perdiendo una batalla que no estaba seguro de querer ganar.

Miley le dedicó una mirada fría como el hielo. Era como si pudiera quitarse el corazón y dejarlo en una repisa.

—De acuerdo; me quedo.

Él sintió que lo invadía una sensación de alivio mezclada con temor.

—Pero con una condición: que no me toques.

_________________________________________________

gracias por todos sus comentarios chicas los ame :)